¡Abajo la OMC!

¡Abajo la OMC! ¡Combatir la dominación imperialista!

Duerme un niño en el metro, uno de miles sin techo sólo en la Ciudad de México. Muere un trabajador en la frontera norte, uno de más de cien muertes solamente en los meses de junio y julio por el supuesto "crimen" de buscar trabajo. Muere de diarrea una niña en el campo, una de 1.5 millones de personas que cada año mueren sin necesidad por la pobreza, sólo en América Latina. Esta es la realidad del sistema mundial en que vivimos, que condena a más de la mitad de la gente en todo el mundo a vivir con menos de 20 pesos al día y en que cada tres minutos un niño muere de hambre.

Este sistema tiene nombre y apellido: es el sistema imperialista mundial. En este sistema un puñado de multimillonarios mandan y viven del trabajo de los demás: la fortuna de sólo 358 superricos es más grande que los ingresos de 2 mil 300 millones de personas pobres. En este sistema los países imperialistas, junto con sus socios los grandes capitalistas y terratenientes locales, dominan y explotan a los países oprimidos de Asia, Africa y América Latina: sólo el 20% más rico de la población mundial acapara las tres cuartas partes de la riqueza del mundo.

La OMC: instrumento de dominación imperialista

La OMC es un instrumento clave para mantener e intensificar esta dominación económica imperialista, por medio de abrir los mercados y los países a los productos y las inversiones de un puñado de grandes empresas trasnacionales. La OMC fue formada en 1995 como resultado de las negociaciones del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, en inglés), y 146 gobiernos son miembros, incluyendo México.

La OMC sirve, bajo la consigna de "libre comercio", para bajar los aranceles (impuestos sobre las importaciones que protegen la producción nacional de un país). La realidad de su "libre comercio" es abrir los mercados para que los grandes capitales devoren a los pequeños: las 500 empresas trasnacionales más grandes, mayormente norteamericanas, controlan el 70% del comercio mundial entre un país y otro.

La OMC también sirve para promover la "inversión extranjera", lo que significa que las empresas imperialistas se adueñan cada vez más de las economías de los países oprimidos. En México estas empresas extranjeras son los propietarios de algo así como la cuarta parte de la economía. De las 106 empresas más grandes en México, 83 son de capital 100% extranjero. Los imperialistas vienen a países oprimidos como México para sacar grandes ganancias de la superexplotación de los obreros. Por ejemplo, las empresas trasnacionales de EU sacan ganancias de robarles parte de los frutos de su trabajo a los trabajadores en EU, y aquí hacen lo mismo, sólo que aquí a los obreros manufactureros les pagan 12 veces menos que en EU por el mismo trabajo.

La OMC también sirve para quitar leyes laborales y de protección a la salud, el medio ambiente y los derechos humanos que no son del agrado de los imperialistas, por supuestamente ser barreras al "libre comercio". La OMC obligó a los países europeos a aceptar carne de res tratada con hormonas artificiales, sospechosas de perjudicar la salud. Ahora Estados Unidos está exigiendo ante la OMC que se quiten las restricciones a los organismos genéticamente modificados (transgénicos), cuyo impacto en los seres humanos se desconoce en buena medida. En Guatemala, la sola amenaza de la empresa transnacional Gerber de levantar una demanda en la OMC fue suficiente para que el gobierno se echara para atrás en su ley para alentar, en las etiquetas de los productos, a criar a pecho a los bebes: lo que contribuyó sin duda, a más muertes infantiles innecesarias. En los mismos Estados Unidos la OMC también tomó una decisión contra una ley que protegía tortugas en peligro de extinción. Las empresas farmacéuticas han utilizado la OMC para tratar de impedir la producción de medicamentos genéricos más baratos para ayudar a los pobres. Ahora la OMC está en proceso de negociar reglas aún más estrictas que las reglas del Tratado de Libre Comercio (TLC) que obligaron a México a pagar 17 millones de dólares a la empresa estadounidense Metalclad, por haber demorado la operación de su planta de procesamiento de desperdicios tóxicos, a pesar de que fue construida sobre el suministro de agua potable local sin permiso de obras.

Nuevos ultrajes en camino

Ahora se están tramando nuevos ataques a los pueblos del mundo por medio de la OMC. Uno de los más importantes es el Acuerdo General sobre el Comercio en Servicios (GATS, en inglés), que se está negociando en secreto y que aplicaría las reglas de la OMC a muchos servicios públicos, como son educación, "energéticos" (petróleo, luz), salud, agua, correo y muchos más. Tiene el propósito de irlos privatizando y que las empresas trasnacionales se apoderen de ellos.
También están negociando en secreto nuevos acuerdos en la agricultura, esfera en que los países imperialistas persisten con enormes subsidios a sus empresas agrícolas, mientras exigen que los países oprimidos quiten subsidios y protecciones a su agricultura, situación que ya ha acelerado la ruina de los campesinos en México y muchas otras partes.

Estos y otros ataques a los pueblos del mundo son parte de la actual ronda de negociaciones de la OMC, programada para terminarse el 1E de enero de 2005, y cuyos avances serán analizados en la reunión de la OMC en Cancún en septiembre. El gobierno mexicano, en palabras de un analista, "actúa casi como el estado 51 de Estados Unidos en estas negociaciones".

Impulsar la protesta popular contra la dominación y la guerra imperialista

Los crímenes de la OMC, y del sistema de que es parte, provocaron poderosas manifestaciones contra su Tercera Reunión Ministerial en Seattle en 1999. Docenas de miles de estudiantes, obreros, campesinos, profesionistas y muchos más, con variadas tácticas y posiciones políticas, trastornaron y finalmente pararon la reunión, en un manifiesto político que impulsó enormemente al combativo movimiento contra la globalización que no ha dejado en paz a los imperialistas en sus reuniones en Davos, Bangkok, Washington, Génova, Praga, Gotemburgo, Melbourne, Evian y muchos otros lugares, incluyendo manifestaciones aquí en Cancún y Monterrey. A través de este movimiento se ha forjado una inspiradora unidad de gente de muchos países contra las depredaciones de las empresas trasnacionales y los organismos internacionales como la OMC que administran e intensifican la dominación imperialista.

Los imperialistas también imponen su dominación con bombas y misiles, como en las recientes agresiones sangrientas encabezadas por los imperialistas yanquis en Afganistán e Irak. Los pueblos del mundo llenaron las calles para protestar contra estos crímenes: por ejemplo, el 15 de febrero, 2 meses antes de la invasión de Irak, ocho millones de personas protestaron simultáneamente en cinco continentes.

No somos "globalifóbicos", somos antiimperialistas. A la globalización imperialista y la guerra imperialista contraponemos la globalización de la protesta popular y el internacionalismo proletario.

El MPR también declara que otro mundo es posible: el socialismo, en que la economía está al servicio del pueblo y no de las ganancias de los imperialistas y sus socios. Nos inspira ahora sobre todo los grandes avances de la guerra popular dirigida por el Partido Comunista de Nepal (Maoísta), que demuestran que el pueblo sí puede tomar su destino en sus propias manos y comenzar a construir un mundo nuevo.

Para todos los que no están conformes con lo que este sistema significa para el pueblo, la reunión de la OMC en Cancún es una importante oportunidad para desenmascarar la brutal realidad de su "libre comercio" ante los pueblos del mundo, mostrar que los imperialistas y sus socios son el enemigo común del pueblo en todo el globo terrestre, y fortalecer la unidad internacional de la lucha popular en su contra. En esta batalla, hay que unir a todos los que se oponen a la OMC, respetando las diversas posiciones políticas y tácticas, y también promoviendo el debate en el seno del pueblo. Dentro de esta amplia unidad, alentamos a que, con muy diversas y creativas tácticas, se denuncie el carácter imperialista de esta reunión y se luche por trastornarla de diversas maneras y pararla. Este puñado de representantes de los imperialistas y sus títeres no tienen derecho de reunirse para decidir en los intereses de estos explotadores el destino del mundo.

¡Abajo la globalización imperialista!
¡Trastornar y parar la OMC!
¡No somos "globalifóbicos", somos antiimperialistas!
¡La revolución es la solución!
¡Viva el internacionalismo proletario!

Movimiento Popular Revolucionario
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